El Parque Nacional de Los Picos de Europa se encuentra enclavado en la Cordillera Cantábrica, entre Asturias, León y Cantabria.
Su vasta extensión comprende territorios pertenecientes a los concejos de Amieva, Cangas de Onís, Onís, Cabrales, Peñamellera Alta y Peñamellera Baja.
Su singularidad, belleza e interés paisajístico, natural y geológico han hecho que este espacio pasara a declararse, en 1995, Parque Nacional de Los Picos de Europa, acogiendo en su región occidental al que fuera el primer Parque Nacional de España, el de la Montaña de Covadonga, por su Majestad Don Alfonso XIII, en 1918.
Han sido necesarios 300 millones de años para crear los encrespados paisajes de Los Picos de Europa.
Distintos plegamientos y glaciaciones han conformado un tortuoso paisaje modelado por el hielo y el efecto de las aguas sobre la piedra caliza, formando un grandioso karst de montaña.
Los tres macizos principales de esta maravilla natural se ven limitados por profundos valles y gargantas, aparecidos ante el paso erosionador de las afiladas lenguas de hielo de los glaciares y de la fuerza de las aguas de los ríos que, aún hoy, siguen modelando a su gusto la piedra, disolviendo la caliza.
El río Dobra, afluente del Sella, y el Deva, flanquean los montes al oeste y al este de la cordillera, siendo el Cares y su afluente el Duje los encargados de distribuir el parque en sus tres macizos.
En el macizo Central encontramos las cumbres más elevadas de la Cordillera Cantábrica en los escarpados Urrieles, donde se eleva la más emblemática referencia de Los Picos de Europa, la inmensa belleza del Naranjo de Bulnes, también conocido como el Picu Urriellu. Sus 2.519 metros de complicada orografía no han evitado la instalación humana, siendo famoso el pueblo de Bulnes por su limitado acceso a través de un sendero entre montañas.